Por cada grado que descienda la temperatura el aparato estará consumiendo cerca de un 8% adicional de energía, según recuerdan desde el portal de ahorro Kelisto
Al usar un aparato de aire acondicionado, a menudo cometemos errores que ocasionan un mayor consumo y gastos adicionales. Estas recomendaciones te permitirán combatir las elevadas temperaturas sin que al término del verano te encuentres con una factura de la luz por las nubes
En un verano especialmente caluroso conviene conocer las claves para utilizar el aire acondicionado de la manera más eficiente. Estos aparatos apenas suponen un 1% del consumo eléctrico habitual de las viviendas durante todo el año (en un hogar con un consumo medio de 4.000 kilovatios hora al año, la nevera, por ejemplo, supone un 18%), pero durante los meses estivales, si no se sabe usar adecuadamente, puede acarrear más de un disgusto en la ya de por sí elevada factura de la luz.
Al igual que existe un mal uso de la calefacción durante el invierno, en los meses de verano muchos usuarios suelen fijar el termostato en una temperatura excesivamente baja, con la falsa creencia de que así se enfriará antes la casa. Otros suelen desperdiciar el aire refrigerado al dejar abiertas puertas o ventanas.
Para Hernán Martínez, responsable de Energía de Kelisto.es, “durante los meses de verano el alto consumo del aire acondicionado puede hacer que la factura eléctrica se incremente notablemente. Por ello, es fundamental seguir sencillos consejos de ahorro para reducir al máximo el gasto y elegir la tarifa eléctrica que más se ajuste a nuestras necesidades comparando entre todas las ofertas del mercado, ya que es posible ahorrar hasta 117 euros al año”
Para que usar aire acondicionado no resulte una práctica prohibitiva, justo cuando el calor más aprieta y más imprescindible resulta para el hogar, Kelisto te da las claves para ahorrar y reducir tu consumo.
Identificar los modelos más eficientes
Si aún no dispones de aire acondicionado, para encontrar los modelos de menor consumo debes fijarte en la etiqueta energética. Esta etiqueta obedece a una directiva europea que obliga a los vendedores a incluir este certificado en la mayor parte de los electrodomésticos. Las etiquetas cuentan con una parte común y otra en la que aparecen las características propias del modelo.
Para conocer la eficiencia energética del aparato debes observar la primera de ellas, en la que, junto a la marca y la denominación, se encuentra una letra y un código de colores. La letra A y el color verde se refieren a los equipos más eficientes, mientras que el color rojo y la letra G, a los menos. Conviene, por tanto, que en el momento de comprar uno de estos productos optes por los que cuentan con una A en su etiqueta. Se calcula que, en el caso de los aparatos de clase G, el consumo puede resultar tres veces superior al de los más eficientes.
Si tu vivienda no dispone de un sistema de aire acondicionado centralizado, el más eficiente de los existentes, deberás elegir entre los dos modelos disponibles en el mercado: los compactos (los que se suelen acoplar a las ventanas y disponen del condensador y evaporador de aire en una única estructura) y los modelos partidos, en los que el condensador ocupa una unidad que se debe colocar en el exterior de la casa y se conecta con el evaporador situado el interior. Este último exige disponer de más espacio, pero también asegura, a igualdad de potencia, una mayor capacidad. También existen pequeños modelos transportables, pero al disponer de condensadores y evaporadores más pequeños resultan menos eficientes.
Lo preferible es que, tanto las unidades interiores como las exteriores, estén situadas de tal modo que les dé el sol lo menos posible, no se encuentren cerca de otros aparatos que desprendan calor y dispongan de una buena circulación de aire. El IDAE recomienda, además, que si estas unidades se encuentran en un tejado se cubran de algún modo para que estén a la sombra.
Una temperatura de 24ºC
Este es uno de los factores que más influye en el consumo del aparato. No por fijar más baja la temperatura en el termostato se enfriará antes la habitación. Lo único que se consigue con ello es un mayor gasto.
Existen diversas recomendaciones sobre la temperatura exacta a la que se deben fijar los termostatos. El Ministerio de Industria aconseja poner el aire acondicionado a 24ºC, mientras que el IDAE considera que “la adaptación del cuerpo a las condiciones climáticas del verano y el hecho de llevar menos ropa y más ligera permiten que una temperatura de 26ºC sea más que suficiente para sentirse cómodo en el interior de una vivienda”.
La diferencia máxima recomendable frente a la temperatura exterior es de 12ºC y cada grado que descienda la temperatura el aparato estará consumiendo cerca de un 8% adicional de energía.
Otros trucos
Además de la selección del modelo y la programación del sistema de aire acondicionado, existen también varias acciones cotidianas que permiten refrigerar la casa con un menor consumo eléctrico.
-Aprovecha las horas en que se registran temperaturas más bajas (durante primeras horas de la mañana y la noche) para ventilar la casa o la habitación.
-Vigila la limpieza de tu aparato de aire acondicionado. Los filtros de aire sucios obligan a la unidad a consumir más energía para refrigerar la casa.
-También se puede combatir el calentamiento del hogar gracias al aislamiento térmico que garantiza un menor consumo energético no solo en verano, sino durante todo el año. A veces no son necesarias grandes reformas: basta con poner un toldo o acordarse de cerrar persianas y correr cortinas.
-Cuando el aparato de aire acondicionado está activado es conveniente cerrar puertas y ventanas. Evitar el acceso de aire caliente a la casa permite ahorros de más del 30% en el consumo.
-La selección de la pintura de la casa te permitirá, también, un mejor aislamiento térmico, ya que los colores blancos reflejan la radiación solar y contribuyen a mantener el aire fresco en las habitaciones.
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